NOVENA
A NUESTRA MADRE Y SEÑORA
DE ARÁNZAZU
Puede imprimirse
Yurimaguas, 15 de enero de 2013
+José Luis Astigarraga, CP
Vicario Apostólico Yurimaguas
NOVENA
A NUESTRA MADRE Y SEÑORA
DE ARÁNZAZU
QUE SE VENERA
EN LA IGLESIA DE NUESTRO PADRE DE SAN
FRANCISCO
COMPUESTA
POR UN RELIGIOSO DEVOTO SUYO
LIMA
Fondo Editorial Periodística Oiga
Revista Oiga
Fondo Editorial La Tercera
La Tercera
Manuel Fuentes 898 – San Isidro
2013
A LA ILUSTRE HERMANDAD Y COFRADÍA
VASCONGADA
DE NUESTRA SEÑORA DE ARÁNZAZU DE LIMA
En el IV Centenario de la fundación
de la primera Hermandad y Cofradía de la Virgen de Aránzazu en el Perú,
1612-2012
INTRODUCCIÓN
BREVE HISTORIA DE LA APARICIÓN
DE NUESTRA SEÑORA DE ARÁNZAZU
Como introducción histórica a la hermosa novena que se
practica ante el altar de la Virgen de Aránzazu en la iglesia-basílica de San
Francisco de Lima, ofrecemos la siguiente narración, que es la primera que se
conoce históricamente, y se debe al célebre historiador Esteban de Garibay y
Zamalloa, natural de Mondragón (1533-1600).
"En estos tiempos de tanta calamidad y miseria, la
virgen María, madre de Dios, y Señora nuestra, tuvo por bien de visitar a la
región de Cantabria con una sancta y devota imagen suya, que por divina
providencia apareció en un profundo y inhabitable yermo del término de la villa
de Oñate, en las faldas de la grande montaña, llamada Aloya, que pasó de esta
manera, según tengo relación cierta de un viejo de ciento y siete años, que al
tiempo que la sancta imagen se halló, era mozo de diez años, y de otros de a
noventa y más años. En este año de mil y cuatrocientos y sesenta y nueve, uno
más o menos, un mozo que guardaba ganado, llamado Rodrigo de Balzategui, hijo
de la casa de Balzategui, de la vecindad de Uribarri, Jurisdicción de la dicha
villa de Oñate guardando las cabras de su casa en las faldas de la dicha
montaña de Aloya, un día Sábado, que es dedicado a la virgen María, descendió
por sus vertientes abajo, guiado por la mano de Dios, a lo que piadosamente se
debe creer. Cuya inmensa majestad siendo servido, que en adelante, fuese en aquel desierto
perpetuamente loado y ensalzado su nombre, y el de la Reyna de los Ángeles,
madre suya, y protectora nuestra, siendo de los fieles Cristianos de diversas
partes aquel lugar visitado y reverenciado, permitió, que a este mozo pastor se
le apareciese en aquel profundo sobre una espina verde, una devota imagen de la
virgen María, de pequeña proporción con la figura de su hijo precioso en los
brazos, y una campana, a manera de grande cencerro al lado. Esto sucedería en
tiempo de verano, pues a tal lugar, ajeno de pastos de invierno, llevaba su
ganado. De este caso tan impensado, se admiró el pastor, y juzgándolo por cosa
de Dios, rezó la Ave María, y otras oraciones que sabía, y luego con grande
reverencia, cubriendo la Santa imagen con ramas y otras cosas, que a mano pudo
haber, ya que vino la noche, volvió con el ganado a su casa. Donde refiriendo
el caso, y siendo después avisada la villa y regimiento de Oñate, con la
justicia concurrió mucha gente del clero y pueblo, guiándolos el pastor, y con
harto trabajo, llegados al lugar, hallaron la santa imagen, puesta en el espino
verde. Entonces con grande hervor y devoción, hincándose todos de rodillas,
dieron muchos loores y gracias al omnipotente Dios, y a la virgen y madre suya,
porque con tan preciosa joya, y en semejante lugar puesta, que no carecía de
grande misterio, los avía querido visitar del cielo".
COMPENDIO HISTORIAL, Amberes, 1571, Libro XVIII, cap. XXV.
La novena que ofrecemos aquí tiene la finalidad de reproducir
en el devoto que la práctica, efectos semejantes a los que experimentó el
pastor Rodrigo de Balzategui, cuando vio a la Virgen en su aparición.
MODO DE REZAR LA NOVENA
hecha la señal de la cruz, delante de
la
santa imagen, se dirá lo siguiente
Acto de Contrición.
¡Dulce Jesús de mi alma, Padre amoroso de mi vida!, si mis
culpas han sido la causa que de mí te has retirado, yo pretendo, Señor, tu
amistad, y me duelo con toda el alma de lo mucho que te he ofendido. Antes de
perderla gracia, fui para mi fortuna tu hijo; mas hoy que de este bien carezco,
por mi desdicha, ni sombra soy de lo que fui. Cuando estuve en paz contigo en
el dichoso estado de la inocencia, me amaste con ternura; mas ahora mis pecados
son la causa de las penas de que me veo cercado. Quiero ya, mi Dios,
restituirme a tu amistad, y que mi dolor encienda más la llama de aquel amor
primero. Inflama, Dios mío, mi corazón, para que al toque de tus auxilios me
arrepienta de mis culpas, y logre ser tuyo. Así lo espero mediante tu divina
misericordia. Amén.
ORACION PREPARATORIA PARA TODOS LOS
DÍAS
¡Oh Madre amabilísima! ¡Qué consuelo, qué alegría, qué
regocijo tendría el feliz Pastor, cuando os vio en ese espino! Yo, Señora,
aunque pecador, te reconozco como mi Madre. ¿Seré tan infeliz, tan desgraciado,
que no merezca que oigas mis clamores? Mis culpas, Señora, me avergüenzan, y me
atemorizan para ponerme en tu presencia; pero confiado en que sois Madre de
misericordia, y que no despreciáis al arrepentido que os invoca, me postro en
vuestra presencia, y os suplico me miréis con ternura de Madre.
Os aparecisteis al Pastor en un espino. ¡Cómo os adoraría!
¡Cómo os reverenciaría! ¡¿Qué alabanzas os daría? ¿Qué expresión de amor os
daría? Yo señora, aunque pecador me postro en vuestra presencia, os adoro, os
venero, os tributo mi amor, os ofrezco mi corazón. Quisiera tener la sencillez
que tuvo el Pastor a quien os aparecisteis, pero Señora, por lo mismo que soy
pecador, confío que no me despreciareis, y me mirareis con la ternura de Madre!
Pecador soy, Señora, sois Madre de todos ellos, y por esta razón confió y
espero de tu piedad que no despreciareis mis ruegos y mis clamores. Sois Madre
amorosísima, Madre de piedad, compadeceos de este pecador que implora vuestra
protección: concédeme dolor por mis culpas, un propósito firme y constante para
gozar la misma sencillez e inocencia que logro el Pastor a quien os
aparecisteis; que así lograré ser feliz de alabar a tu Hijo en tu gloria por
una eternidad. Amén.
Recemos cinco Aves Marías en reverencia de las cinco letras
que componen su dulcísimo nombre; y en cada Ave María se dice;
Bendita sea la purísima e inmaculada Concepción de la
Bienaventurada siempre Virgen María.
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ORACIÓN
PARA EL PRIMER DÍA
¡Oh María a quien los cielos adoran! ¡Oh Reina, la más
excelsa criatura, a ti recurre nuestra confianza, deseosa de conseguir el
remedio de nuestros males y dolores! Como sucedió en la provincia de Álava con
Martín Ortiz y su Mujer Francisca Martínez: que habiendo cegado totalmente, sin
esperanza de remedio alguno que les aliviase, ocurrieron a tu protección, y
yendo a tu Santuario a caballo, guiados de otros, a hacerte una novena, les
restauraste la vista: volvieron a su casa a pie, reconocidos y agradecidos de
tu favor. Si estos lograron vista en el cuerpo, haced que la tengamos en el
alma, para que conociendo nuestros yerros, los lloremos en estos nueve días que
hacemos esta Novena: lo que esperamos alcanzar de vuestra piedad, para
desagraviar a tu Divino Hijo, que le tenemos irritado con nuestras repetidas
culpas. Amén.
Pidamos a esta Divina Señora con confianza de hijos, lo que
necesitamos.
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ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA PETICIÓN
Madre amorosa
Dulce y benigna,
y de Aránzazu
Madre Divina.
(Es copla que dice el Sacerdote con
el pueblo).
Dios te salve Reina hermosa
de Aránzazu dulce María;
de misericordia Madre
de los ojos de Dios Niña.
Madre amorosa, etc.
Vida y dulzura de amor,
Esperanza nuestra dicha,
salve mi dichoso hechizo,
luz que alumbras mis fatigas.
Madre, etc.
A ti claman desterrados,
de Eva los hijos é hijas,
que en la noche de sus penas,
otra luz no los alivia
Madre, etc.
A ti gimiendo y llorando,
enternecidos suspiran,
porque no tienen consuelo
sin tu luz, bella María.
Madre, etc.
De lágrimas en el valle
y sin ver tu cara linda,
¡Que tendrán, sino sollozos
los ojos que no te miran!
Madre, etc.
¡Ea, pues, abogada nuestra!
Blanco de fieles caricias,
vuelve tus hermosos ojos
a nosotros Madre pía.
Madre, etc.
De misericordia llenos
son para atender desdichas,
ponlos en nuestras miserias
Tórtola de dulce amor.
Madre, etc.
Y a Jesús fruto bendito
delParaíso de delicias,
del seno virginal intacto
de tu vientre Madre mía.
Madre, etc.
Muéstranos después de este
destierro de tiranías
para que seamos dignos
de la gloria prometida
Madre, etc.
¡Oh clemente, pía y dulce,
Graciosa Virgen María,
El ser tus finos esclavos
Lo tenemos á gran dicha
Madre, etc.
Ruega por los pecadores
sin que te des por vencida,
ni el ser que debes á Cristo
ni el ver nuestra rebeldía
Madre, etc.
Amén, Jesús, con quien reinas
de espíritus asistida
como Madre de Aránzazu
que alegra las Jerarquías.
Madre, etc.
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¡Dios y Señor Nuestro!, te rogamos concedas a tus humildes siervos,
gozar perpetua salud de alma y cuerpo, y por la intercesión de la
bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de la presente tristeza, y
gozar de la eterna alegría.
Por Nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina en la
unidad del Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos. Amén.
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ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Santísima Virgen María de Aránzazu!, lirio purísimo de
castidad, fresco jardín de celestiales deleites: arca del testamento donde está
el maná escondido. Preciosísima margarita, y perla singular del linaje humano.
El Señor os crió sin mancha, os crió por sierva humilde, os amó como a esposa
dignísima. Vos sois la gloria del linaje humano, y ornamento de todo el
universo. Volved, Señora, vuestros ojos a mí, pecador miserable: más de sucio
hazme limpio; de pecador, justo; de perezoso, diligente; de tibio y seco,
ferviente y devoto. ¡Dios os salve!, esperanza de los que de sí desesperan, y
especialísima ayudadora de todos los que se acogen a vuestro patrocinio. Vos
tenéis las llaves del tesoro celestial: Vos sois luz de las tinieblas. Vos, el
espejo de los Santos, y esperanza de los pecadores: todas las generaciones os
bendicen, los tristes os llaman, todas las criaturas se alegran de vos. Los
ángeles en el cielo con vuestra presencia se honran, y los hombres en la tierra
con vuestra esperanza viven. Todos os llaman y a todos respondéis, y por todos
rogáis. ¿Pues qué haré yo pecador tan indigno para alcanzar vuestra gracia? Mis
pecados me turban, mi desidia me aflige, y mi malicia me enmudece para
comparecer ante Aquel eterno Juez; que aunque es manso en el sufrimiento, es
justo en el castigo. ¿Pues quién será tan justo que para este juicio no tenga
necesidad de ayuda? ¿Qué será de mí, María de Aránzazu, si lo que perdí por mi
pecado, no gano por vuestra intercesión? ¡Oh Reina de los Ángeles! Cambiad mi
vida, ordenad todas mis obras de tal manera que merezca yo, aunque pecador, ser
oído con piedad, para salir del estado de la culpa, y después gozar, a
vuestro Hijo y a Vos, por los siglos de
los siglos. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL SEGUNDO DÍA
¡Oh María pureza divina, a quien eligió el Altísimo por
Co-redentora del linaje humano! Nosotros, Señora, hemos perdido a nuestro Dios
con nuestras repetidas culpas y caídas. Dadnos la mano para levantarnos, como
lo hicisteis con Juan de Irrundo, de oficio cantero, que trabajando la capilla
mayor de vuestro Santuario, reconociendo el peligro que amenazaba un estribo de
piedra, que servía de andamio para los oficiales, dijo a los Religiosos: “No es
posible, Padres, que dejemos hacernos pedazos en esta labor si la Virgen
Santísima, en cuyo servicio nos empleamos, milagrosamente no nos libra”. Apenas
pronunció estas palabras, cuando cayó el estribo hasta diez y siete varas de
distancia, dando en el suelo con los peones. Pero Vos, que como Madre estáis al
cuidado de vuestros hijos, los preservasteis de la muerte, y desenterrados que
fueron, se pusieron de rodillas, elevando las manos en acción de gracias, y
volvieron a su tarea y labor, como si no hubieran padecido tan terrible golpe.
Nosotros, Señora, nos hallamos enterrados bajo el dominio de nuestras pasiones,
favorecednos como Madre; resucitadnos a la vida de la gracia, y permaneciendo
en ella, trabajaremos venciendo al mundo, demonio y carne, que nos tienen
oprimidos. Así lo esperamos de vuestra piedad, con las demás gracias que os
suplicamos en esta Novena, si es del agrado de Dios. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL TERCER DÍA
¡Oh Madre del mejor Hijo! ¡Sol del más claro Cielo! ¡Estrella
del firmamento de las virtudes, donde resplandeció el agradable lucero de la
gracia, a vista de la oscura y tenebrosa noche de nuestras culpas!¡Oh Madre de
piedad, que favorecéis a los que os invocan en sus mayores aprietos, como
sucedió con Cristóbal de Sarduce, que pasando un río, tropezó el caballo y le
llevó la corriente largo trecho. Fluctuando ya el miserable entre el ímpetu de las
corrientes, y llamándoos con el aliento que le permitían sus mortales ansias de
ahogarse, encontró entre las manos una piedra grande; abrazóse con ella, y
cobrando respiración volvió a implorar vuestro amparo, hizo voto de visitar
vuestro Santuario, y al punto se le puso en la oscuridad de la noche una luz
clarísima que lo guió hacia la orilla y saltó a tierra. Nosotros, Señora, nos
hallamos náufragos en la corriente de nuestras pasiones; amparadnos que ya os
invocamos con el título de Madre Santísima de Aránzazu, y guiadnos por el
camino recto del cumplimiento de la ley de vuestro Hijo, y las demás gracias
que os pedimos en esta Novena, si es del agrado de Dios. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL CUARTO DÍA
¡Oh Bienhechora del mundo! Torre fuerte de David que a todo
el infierno hacéis resistencia. Muralla inexpugnable de la Ciudad de Dios,
donde el incendio que abrasa es el fuego de amor con que vuestro amor ardiente
a las almas favorece. Así lo hicisteis con doña Isabel Bimpel, que estando tullida
dos años sin conseguir alivio de los médicos y cirujanos, hizo voto de ir a
visitaros en vuestro Santuario:, y para ejecución de sus deseos, mandó buscar
cuatro hombres que la cargasen. Entró en vuestro Sagrado templo, perseveró
orando en vuestra presencia, y después sintió tan interior regocijo y gozo en
su corazón, que se juzgó estar libre; intentó levantarse, y hallándose ligera,
a los primeros movimientos se puso en pie, y dando algunos pasos, reconoció no
tener molestia algún. Enajenada de gozo la salud tan milagrosamente recobrada,
alzó el grito en acción de gracias a Dios, y a Vos por tan singular beneficio.
Veo yo que toda mi vida he andado por caminos desviados sin dar un paso en
servicio de Dios. Os pido Señora, me deis auxilio para caminar por la senda de
la perfección, imitando vuestros pasos. Así mereceré como Isabel levantar el
grito en alabanzas de tu Hijo, y sirviéndoos como debo en esta vida, mereceré
alabaros en la gloria. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL QUINTO DÍA
¡Oh María, Madre del Eterno Verbo, más agradable a los
divinos ojos que todas las criaturas! ¡Luz del mundo, clara antorcha de los
cielos, espejo sin mancha, donde los espíritus angélicos miran sus perfecciones
con alegría! ¡Alivio de nuestras miserias, socorro de nuestras necesidades! Así
se vio con una doncella, subido a un árbol a coger fruta, cayó impensadamente
sobre una cerradura de estacas que tenía la huerta, y fue tan recio el golpe,
que una de ellas se atravesó en el costado de parte a parte. En tal aprieto y
angustia invocó e hizo voto de visitar vuestro Santuario. Con su invocación se
vio esforzada, y con un varonil aliento, rogóa los circunstantes que acudieron
a tal lástima; le sacasen del cuerpo la estaca, y con no pequeña compasión se
la sacaron. En el mismo instante se sintió totalmente libre y sana, quedando
solamente las señales de la herida para muestra y señal perpetua de tan
prodigioso milagro. La doncella partió luego a vuestro Santuario, pregonando
por los caminos el milagro sucedido con ella. Llevaba en la mano, para mayor
crédito y asombro, la estaca, y entrando en tu Santuario, te dio las gracias.
Yo, Señora, he caído en los lazos del pecado, si vos como Madre no me
favorecéis y me amparáis, como a vuestra devota doncella, no sanaré de los
males que me rodean. Dadme auxilio para salir de tan lamentable estado, para
que caminando por caminos rectos llegue al Santuario de lo gloria. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL SEXTO DÍA
¡Oh María, volcán incomparable del divino amor! Sol resplandeciente
a quien no pudieron quitar su brillo las oscuras nubes de la imperfección!¡Luna
llena de claridad, cuya grandeza dimanaba directamente del Sol Divino !Sois
verdadera Luz de ciegos. Así se vio en una mujer llamada Clara. Habiendo
perdido la vista, y después de aplicársele multitud de remedios sin provecho
alguno, os ofreció en compañía de su marido una Novena en vuestro Santuario.
Luego que pronunció la promesa, dijo que veía la mano de la Santísima Virgen
María. Creyeron los que oían la restitución de la vista, pero dudando que fuese
la mano de la Purísima Virgen la que decía miraba esta mujer, le ponían otra
mano delante. Entonces respondía no era aquella la de María, y así siempre se
ratificó en que clara y distintamente había visto la forma de la mano poderosa
de su bienhechora y Reyna. Cumpliendo su promesa, os fue a visitar en compañía
del marido, publicando el beneficio recibido de la mano. Yo me hallo ciego
dando de escollo en escollo, tropezando con mis errores. Dadme vuestra mano para que viendo lo que es justo y recto
solo aspire a la perfección de mi estado, así lograré alabar a mi Dios
eternamente en su gloria. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL SÉPTIMO DÍA
¡Oh Divina María, ciudad de refugio, consuelo de atribulados
en los mayores aprietos! Bien se vio en el caso un peón llamado Miguel,
destinado al servicio de la comunidad. Estando sentado sobre un árbol cortando
ramas, se deslizó y cayó. Al momento de su caída os invocó con el dulcísimo
título de Virgen de ARÁNZAZU. Recibió el cuerpo gravísimos golpes en las puntas
de las peñas hasta que cayó al rio. Bajaron los religiosos juzgando hallarlo ya
muerto, mas le hallaron puesto de rodillas con los ojos hacia el Santuario,
dándole gracia por tan singular beneficio. Yo, Señora, me he deslizado, no una
sino muchas veces por dar gusto a mis apetitos, en un torrente de iniquidades.
Favorecedme, pues os invoco con el dulcísimo nombre de Virgen Santísima de
ARÁNZAZU, confiando de vuestro maternal amor, ser favorecido y amparado, hasta
que salido del precipicio de mis culpas cantaré vuestras alabanzas sin cesar en
la gloria. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL OCTAVO DÍA
¡Oh María Madre del Verbo humanado, prodigio de la
Omnipotencia; arca sagrada donde guardó el Altísimo el verdadero maná de su
soberano cuerpo, el rico tesoro de las virtudes; Altar animado, donde Dios
acepta el sacrificio de las buenas obras, para hacer las paces con el hombre.
Fue destinada por el mismo Dios para alivio, socorro y consuelo de los
enfermos. Así se vio en un niño que adolecía del mal de piedra y tenía a sus
padres compungidos y llenos de angustia, por no hallar alivio en ninguna
medicina, ni instrumento de cirujanos. Os invocaron sus padres ofreciendo
haceros una Novena si lograba el afligido enfermo el alivio. Hecha esta promesa
arrojó el niño la piedra con admiración de todos los presentes. Si este logró
la salud del cuerpo, yo Señora, he pedido en estos días que he hecho tu Novena,
la salud de mi alma, curadme, Señora, y no permitáis caiga en la más leve culpa
que os desagrade. Así lo espero de vuestra
piedad. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL NOVENO DÍA
¡Oh Clementísima Virgen María de ARÁNZAZU Madre honorabilísima,
de cuyos soberanos pechos se alimentan los atribulados, con divinas
consolaciones; Sol hermoso de cuyo calor no hay miseria que se esconda, volved
esos ojos misericordiosos a vuestros fieles y afligidos devotos que os invocan
en el naufragio de tantas calamidades. Vos miráis benigna a los católicos
navegantes librándolos a cada paso, de los naufragios. Así lo experimentan diez
y ocho navegantes que naufragando la nave en una tormenta grande, y
desnudándose todos para tirarse al agua, fiaban más de las olas, que de la
nave, el socorro. Previniéndose a este último lance, hicieron voto, de que, si
salían con vida al puerto, irían todos en peregrinación a vuestro Santuario a
ofreceros la limosna que su posibilidad alcanzase. Con tal agrado aceptasteis
la promesa, que apareciéndoos con tres luces, convertisteis la lobreguez de la
noche, en claridad; y alegrasteis y consolasteis con vuestra presencia a los
marineros, y templando la tormenta del mar, quedaron quietas, pacíficas y
amedrentadas sus olas, y saliendo libres a tierra, fueron todos publicando
vuestros portentos a ofreceros sus votos y cumplir su promesa. Nosotros,
Señora, que en este valle de lágrimas padecemos tormentas más fuertes que los
navegantes, necesitamos de vuestro amparo. En Vizcaya fue donde os aparecisteis
para consuelo de navegantes, como que muchas veces los favorecisteis en sus
peligros y tormentas. Los enfermos, ciegos y tullidos han logrado por vuestro
amparo recobrar la salud, como lo testifican vuestros portentos. Vuestro
Santuario está en todo tiempo poblado de los que agradecidos a vuestros
beneficios, van a daros las debidas gracias. En este templo de San Francisco
veneramos vuestra imagen. Es retrato de la que se venera en Vizcaya, a Vos
recurrimos confiados en que en todas partes sois Madre de pecadores. Oídnos,
pues, Señora; aceptad nuestras súplicas, que ya os invocamos con el mismo
título de los que felices os veneran en vuestro Santuario. Os decimos a voces,
Santísima Virgen María de ARÁNZAZU, amparadnos, apagad el fuego de las guerras,
libradnos del incendio de las herejías, fecundad nuestros campos, purificad los
infectados aires, y concedednos todo lo que en estos nueve días os hemos
pedido, si es para gloria de Dios, y bien de nuestras almas. Amén.
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