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LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - LIMA BASQUE CENTER

La colonia vascongada, rica y prospera en la época colonial, era también generosa en extremo, al manifestar su religiosidad con la Virgen de su devoción, bajo la advocación de Aranzazu o del Espino –que esto significa la palabra vasca Aranzazu: sobre el espino- que tantos recuerdos les traía de sus lejanas montañas (…). Las fiestas que celebraban a la Virgen de Aranzazu eran suntuosas, y las preseas y alhajas de su culto, numerosas, ricas y abundantes.

P. BENJAMIN GENTO SANZ. San francisco de Lima

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La acción de los hombres de empresa vascongados en el Perú se recorta con perfiles tan nítidos durante la segunda mitad del siglo XVIII que su magnitud solo cabe medirla proyectándola como la secuela, dentro del sector económico, del rumbo trazado por sus predecesores atraídos por el llamado del destino transatlántico. La divisa de unos y otros pudiera haber sido el viejísimo Plus Ultra, un más allá promotor constante del ímpetu expansivo que desde tiempos inmemoriales late en las venas de los individuos de esa raza.

GUILLERMO LOHMANN VILLENA. Los comerciantes vascos en el virreinato peruano.

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Fue recibida la forastera divina en Lima con gran pompa y alegría de sus vecinos, haciéndose pedazos las campañas de todas las iglesias en señal de su gozo. Colocada la santa imagen en sus andas de un montón distinto de inmensa riqueza de diamantes, que era lo brillante poco le debían al sol, salió triunfante en hombros de sacerdotes de la Catedral a la plaza mayor, dejado el palio, como Reina y Señora que es de cielo y tierra, despidiendo rayos de gloria de su soberano rostro, que daban vida a cuantos con devoción la miraban. Llevaba por lucido acompañamiento a todo noble y común de la ciudad, Virrey, Audiencia Real, Cabildos y Religiones. Paso la procesión con pompa y aparato, luces, músicas y danzas, las calles y sus balcones adornados de sedas y ricas telas, a la casa del serafín llagado, Francisco, donde el siguiente día, diez y ocho octubre, de mil seiscientos y cuarenta y seis años, con el mismo aplauso, fiesta, música, Virrey y Tribunales, suspiros y lagrimas de gozo, y alegría de innumerable pueblo convenido, fue colocada la santa imagen en su espino (divina rosa entre espinas) dentro de un nicho de gallardo fondo, a cuya majestad corren dos cortinas de labor costosa.

DIEGO CORDOVA Y SALINAS, Crónica Franciscana de las Provincias del Perú

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“Para reparar en algún modo la falta de la bóveda de Aranzazu en su capilla, se han tomado en el camposanto (…) nichos que están distinguidos con la inscripción de pertenecer a la ilustre Hermandad de Nuestra Señora de Aranzazu”

“Aquí yacen los muy nobles y muy leales hijos y descendientes de la Provincia de Cantabria”

“Esta explicación y noticia se pone aquí para los venideros (…); en caso necesario es fácil quitarla y dar entrada a la bóveda”.

ARCHIVO DE LA ILUSTRE HERMANDAD VASCONGADA DE NUESTRA SEÑORA DE Aránzazu DE LIMA – Euzko Etxea Arantzazu de Lima

martes, 9 de abril de 2013

Ilustre Hermandad y Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Aranzazu de Perú







NOVENA
A NUESTRA MADRE Y SEÑORA
DE ARÁNZAZU


Puede imprimirse

Yurimaguas, 15 de enero de 2013

+José Luis Astigarraga, CP

Vicario Apostólico Yurimaguas










NOVENA
A NUESTRA MADRE Y SEÑORA
DE ARÁNZAZU


QUE SE VENERA
EN LA IGLESIA DE NUESTRO PADRE DE SAN FRANCISCO
COMPUESTA
POR UN RELIGIOSO DEVOTO SUYO

LIMA



Fondo Editorial Periodística Oiga
Revista Oiga
Fondo Editorial La Tercera
La Tercera
Manuel Fuentes 898 – San Isidro
2013 





A LA ILUSTRE HERMANDAD Y COFRADÍA VASCONGADA
DE NUESTRA SEÑORA DE ARÁNZAZU DE LIMA

En el IV Centenario de la fundación de la primera Hermandad y Cofradía de la Virgen de Aránzazu en el Perú, 1612-2012



INTRODUCCIÓN

BREVE HISTORIA DE LA APARICIÓN
DE NUESTRA SEÑORA DE ARÁNZAZU


Como introducción histórica a la hermosa novena que se practica ante el altar de la Virgen de Aránzazu en la iglesia-basílica de San Francisco de Lima, ofrecemos la siguiente narración, que es la primera que se conoce históricamente, y se debe al célebre historiador Esteban de Garibay y Zamalloa, natural de Mondragón (1533-1600).

"En estos tiempos de tanta calamidad y miseria, la virgen María, madre de Dios, y Señora nuestra, tuvo por bien de visitar a la región de Cantabria con una sancta y devota imagen suya, que por divina providencia apareció en un profundo y inhabitable yermo del término de la villa de Oñate, en las faldas de la grande montaña, llamada Aloya, que pasó de esta manera, según tengo relación cierta de un viejo de ciento y siete años, que al tiempo que la sancta imagen se halló, era mozo de diez años, y de otros de a noventa y más años. En este año de mil y cuatrocientos y sesenta y nueve, uno más o menos, un mozo que guardaba ganado, llamado Rodrigo de Balzategui, hijo de la casa de Balzategui, de la vecindad de Uribarri, Jurisdicción de la dicha villa de Oñate guardando las cabras de su casa en las faldas de la dicha montaña de Aloya, un día Sábado, que es dedicado a la virgen María, descendió por sus vertientes abajo, guiado por la mano de Dios, a lo que piadosamente se debe creer. Cuya inmensa majestad siendo servido, que  en adelante, fuese en aquel desierto perpetuamente loado y ensalzado su nombre, y el de la Reyna de los Ángeles, madre suya, y protectora nuestra, siendo de los fieles Cristianos de diversas partes aquel lugar visitado y reverenciado, permitió, que a este mozo pastor se le apareciese en aquel profundo sobre una espina verde, una devota imagen de la virgen María, de pequeña proporción con la figura de su hijo precioso en los brazos, y una campana, a manera de grande cencerro al lado. Esto sucedería en tiempo de verano, pues a tal lugar, ajeno de pastos de invierno, llevaba su ganado. De este caso tan impensado, se admiró el pastor, y juzgándolo por cosa de Dios, rezó la Ave María, y otras oraciones que sabía, y luego con grande reverencia, cubriendo la Santa imagen con ramas y otras cosas, que a mano pudo haber, ya que vino la noche, volvió con el ganado a su casa. Donde refiriendo el caso, y siendo después avisada la villa y regimiento de Oñate, con la justicia concurrió mucha gente del clero y pueblo, guiándolos el pastor, y con harto trabajo, llegados al lugar, hallaron la santa imagen, puesta en el espino verde. Entonces con grande hervor y devoción, hincándose todos de rodillas, dieron muchos loores y gracias al omnipotente Dios, y a la virgen y madre suya, porque con tan preciosa joya, y en semejante lugar puesta, que no carecía de grande misterio, los avía querido visitar del cielo".

COMPENDIO HISTORIAL, Amberes, 1571, Libro XVIII, cap. XXV.

La novena que ofrecemos aquí tiene la finalidad de reproducir en el devoto que la práctica, efectos semejantes a los que experimentó el pastor Rodrigo de Balzategui, cuando vio a la Virgen en su aparición. 

MODO DE REZAR LA NOVENA

hecha la señal de la cruz, delante de la
santa imagen, se dirá lo siguiente

Acto de Contrición.
¡Dulce Jesús de mi alma, Padre amoroso de mi vida!, si mis culpas han sido la causa que de mí te has retirado, yo pretendo, Señor, tu amistad, y me duelo con toda el alma de lo mucho que te he ofendido. Antes de perderla gracia, fui para mi fortuna tu hijo; mas hoy que de este bien carezco, por mi desdicha, ni sombra soy de lo que fui. Cuando estuve en paz contigo en el dichoso estado de la inocencia, me amaste con ternura; mas ahora mis pecados son la causa de las penas de que me veo cercado. Quiero ya, mi Dios, restituirme a tu amistad, y que mi dolor encienda más la llama de aquel amor primero. Inflama, Dios mío, mi corazón, para que al toque de tus auxilios me arrepienta de mis culpas, y logre ser tuyo. Así lo espero mediante tu divina misericordia. Amén.

ORACION PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh Madre amabilísima! ¡Qué consuelo, qué alegría, qué regocijo tendría el feliz Pastor, cuando os vio en ese espino! Yo, Señora, aunque pecador, te reconozco como mi Madre. ¿Seré tan infeliz, tan desgraciado, que no merezca que oigas mis clamores? Mis culpas, Señora, me avergüenzan, y me atemorizan para ponerme en tu presencia; pero confiado en que sois Madre de misericordia, y que no despreciáis al arrepentido que os invoca, me postro en vuestra presencia, y os suplico me miréis con ternura de Madre.
Os aparecisteis al Pastor en un espino. ¡Cómo os adoraría! ¡Cómo os reverenciaría! ¡¿Qué alabanzas os daría? ¿Qué expresión de amor os daría? Yo señora, aunque pecador me postro en vuestra presencia, os adoro, os venero, os tributo mi amor, os ofrezco mi corazón. Quisiera tener la sencillez que tuvo el Pastor a quien os aparecisteis, pero Señora, por lo mismo que soy pecador, confío que no me despreciareis, y me mirareis con la ternura de Madre! Pecador soy, Señora, sois Madre de todos ellos, y por esta razón confió y espero de tu piedad que no despreciareis mis ruegos y mis clamores. Sois Madre amorosísima, Madre de piedad, compadeceos de este pecador que implora vuestra protección: concédeme dolor por mis culpas, un propósito firme y constante para gozar la misma sencillez e inocencia que logro el Pastor a quien os aparecisteis; que así lograré ser feliz de alabar a tu Hijo en tu gloria por una eternidad. Amén.
Recemos cinco Aves Marías en reverencia de las cinco letras que componen su dulcísimo nombre; y en cada Ave María se dice;
Bendita sea la purísima e inmaculada Concepción de la Bienaventurada siempre Virgen María.
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ORACIÓN
PARA EL PRIMER DÍA
¡Oh María a quien los cielos adoran! ¡Oh Reina, la más excelsa criatura, a ti recurre nuestra confianza, deseosa de conseguir el remedio de nuestros males y dolores! Como sucedió en la provincia de Álava con Martín Ortiz y su Mujer Francisca Martínez: que habiendo cegado totalmente, sin esperanza de remedio alguno que les aliviase, ocurrieron a tu protección, y yendo a tu Santuario a caballo, guiados de otros, a hacerte una novena, les restauraste la vista: volvieron a su casa a pie, reconocidos y agradecidos de tu favor. Si estos lograron vista en el cuerpo, haced que la tengamos en el alma, para que conociendo nuestros yerros, los lloremos en estos nueve días que hacemos esta Novena: lo que esperamos alcanzar de vuestra piedad, para desagraviar a tu Divino Hijo, que le tenemos irritado con nuestras repetidas culpas. Amén.
Pidamos a esta Divina Señora con confianza de hijos, lo que necesitamos.
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ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA PETICIÓN
Madre amorosa
Dulce y benigna,
y de Aránzazu
Madre Divina.

(Es copla que dice el Sacerdote con el pueblo).

Dios te salve Reina hermosa
de Aránzazu dulce María;
de misericordia Madre
de los ojos de Dios Niña.
Madre amorosa, etc.

Vida y dulzura de amor,
Esperanza nuestra dicha,
salve mi dichoso hechizo,
luz que alumbras mis fatigas.
Madre, etc.

A ti claman desterrados,
de Eva los hijos é hijas,
que en la noche de sus penas,
otra luz no los alivia
Madre, etc.

A ti gimiendo y llorando,
enternecidos suspiran,
porque no tienen consuelo
sin tu luz, bella María.
Madre, etc.

De lágrimas en el valle
y sin ver tu cara linda,
¡Que tendrán, sino sollozos
los ojos que no te miran!
Madre, etc.

¡Ea, pues, abogada nuestra!
Blanco de fieles caricias,
vuelve tus hermosos ojos
a nosotros Madre pía.
Madre, etc.

De misericordia llenos
son para atender desdichas,
ponlos en nuestras miserias
Tórtola de dulce amor.
Madre, etc.

Y a Jesús fruto bendito
delParaíso de delicias,
del seno virginal intacto
de tu vientre Madre mía.
Madre, etc.

Muéstranos después de este
destierro de tiranías
para que seamos dignos
de la gloria prometida
Madre, etc.
¡Oh clemente, pía y dulce,
Graciosa Virgen María,
El ser tus finos esclavos
Lo tenemos á gran dicha
Madre, etc.

Ruega por los pecadores
sin que te des por vencida,
ni el ser que debes á Cristo
ni el ver nuestra rebeldía
Madre, etc.

Amén, Jesús, con quien reinas
de espíritus asistida
como Madre de Aránzazu
que alegra las Jerarquías.
Madre, etc.
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¡Dios y Señor Nuestro!, te rogamos concedas a tus humildes siervos, gozar perpetua salud de alma y cuerpo, y por la intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de la presente tristeza, y gozar de la eterna alegría.
Por Nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos. Amén.
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ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Santísima Virgen María de Aránzazu!, lirio purísimo de castidad, fresco jardín de celestiales deleites: arca del testamento donde está el maná escondido. Preciosísima margarita, y perla singular del linaje humano. El Señor os crió sin mancha, os crió por sierva humilde, os amó como a esposa dignísima. Vos sois la gloria del linaje humano, y ornamento de todo el universo. Volved, Señora, vuestros ojos a mí, pecador miserable: más de sucio hazme limpio; de pecador, justo; de perezoso, diligente; de tibio y seco, ferviente y devoto. ¡Dios os salve!, esperanza de los que de sí desesperan, y especialísima ayudadora de todos los que se acogen a vuestro patrocinio. Vos tenéis las llaves del tesoro celestial: Vos sois luz de las tinieblas. Vos, el espejo de los Santos, y esperanza de los pecadores: todas las generaciones os bendicen, los tristes os llaman, todas las criaturas se alegran de vos. Los ángeles en el cielo con vuestra presencia se honran, y los hombres en la tierra con vuestra esperanza viven. Todos os llaman y a todos respondéis, y por todos rogáis. ¿Pues qué haré yo pecador tan indigno para alcanzar vuestra gracia? Mis pecados me turban, mi desidia me aflige, y mi malicia me enmudece para comparecer ante Aquel eterno Juez; que aunque es manso en el sufrimiento, es justo en el castigo. ¿Pues quién será tan justo que para este juicio no tenga necesidad de ayuda? ¿Qué será de mí, María de Aránzazu, si lo que perdí por mi pecado, no gano por vuestra intercesión? ¡Oh Reina de los Ángeles! Cambiad mi vida, ordenad todas mis obras de tal manera que merezca yo, aunque pecador, ser oído con piedad, para salir del estado de la culpa, y después gozar, a vuestro  Hijo y a Vos, por los siglos de los siglos. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL SEGUNDO DÍA
¡Oh María pureza divina, a quien eligió el Altísimo por Co-redentora del linaje humano! Nosotros, Señora, hemos perdido a nuestro Dios con nuestras repetidas culpas y caídas. Dadnos la mano para levantarnos, como lo hicisteis con Juan de Irrundo, de oficio cantero, que trabajando la capilla mayor de vuestro Santuario, reconociendo el peligro que amenazaba un estribo de piedra, que servía de andamio para los oficiales, dijo a los Religiosos: “No es posible, Padres, que dejemos hacernos pedazos en esta labor si la Virgen Santísima, en cuyo servicio nos empleamos, milagrosamente no nos libra”. Apenas pronunció estas palabras, cuando cayó el estribo hasta diez y siete varas de distancia, dando en el suelo con los peones. Pero Vos, que como Madre estáis al cuidado de vuestros hijos, los preservasteis de la muerte, y desenterrados que fueron, se pusieron de rodillas, elevando las manos en acción de gracias, y volvieron a su tarea y labor, como si no hubieran padecido tan terrible golpe. Nosotros, Señora, nos hallamos enterrados bajo el dominio de nuestras pasiones, favorecednos como Madre; resucitadnos a la vida de la gracia, y permaneciendo en ella, trabajaremos venciendo al mundo, demonio y carne, que nos tienen oprimidos. Así lo esperamos de vuestra piedad, con las demás gracias que os suplicamos en esta Novena, si es del agrado de Dios. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL TERCER DÍA
¡Oh Madre del mejor Hijo! ¡Sol del más claro Cielo! ¡Estrella del firmamento de las virtudes, donde resplandeció el agradable lucero de la gracia, a vista de la oscura y tenebrosa noche de nuestras culpas!¡Oh Madre de piedad, que favorecéis a los que os invocan en sus mayores aprietos, como sucedió con Cristóbal de Sarduce, que pasando un río, tropezó el caballo y le llevó la corriente largo trecho. Fluctuando ya el miserable entre el ímpetu de las corrientes, y llamándoos con el aliento que le permitían sus mortales ansias de ahogarse, encontró entre las manos una piedra grande; abrazóse con ella, y cobrando respiración volvió a implorar vuestro amparo, hizo voto de visitar vuestro Santuario, y al punto se le puso en la oscuridad de la noche una luz clarísima que lo guió hacia la orilla y saltó a tierra. Nosotros, Señora, nos hallamos náufragos en la corriente de nuestras pasiones; amparadnos que ya os invocamos con el título de Madre Santísima de Aránzazu, y guiadnos por el camino recto del cumplimiento de la ley de vuestro Hijo, y las demás gracias que os pedimos en esta Novena, si es del agrado de Dios. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL CUARTO DÍA
¡Oh Bienhechora del mundo! Torre fuerte de David que a todo el infierno hacéis resistencia. Muralla inexpugnable de la Ciudad de Dios, donde el incendio que abrasa es el fuego de amor con que vuestro amor ardiente a las almas favorece. Así lo hicisteis con doña Isabel Bimpel, que estando tullida dos años sin conseguir alivio de los médicos y cirujanos, hizo voto de ir a visitaros en vuestro Santuario:, y para ejecución de sus deseos, mandó buscar cuatro hombres que la cargasen. Entró en vuestro Sagrado templo, perseveró orando en vuestra presencia, y después sintió tan interior regocijo y gozo en su corazón, que se juzgó estar libre; intentó levantarse, y hallándose ligera, a los primeros movimientos se puso en pie, y dando algunos pasos, reconoció no tener molestia algún. Enajenada de gozo la salud tan milagrosamente recobrada, alzó el grito en acción de gracias a Dios, y a Vos por tan singular beneficio. Veo yo que toda mi vida he andado por caminos desviados sin dar un paso en servicio de Dios. Os pido Señora, me deis auxilio para caminar por la senda de la perfección, imitando vuestros pasos. Así mereceré como Isabel levantar el grito en alabanzas de tu Hijo, y sirviéndoos como debo en esta vida, mereceré alabaros en la gloria. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL QUINTO DÍA
¡Oh María, Madre del Eterno Verbo, más agradable a los divinos ojos que todas las criaturas! ¡Luz del mundo, clara antorcha de los cielos, espejo sin mancha, donde los espíritus angélicos miran sus perfecciones con alegría! ¡Alivio de nuestras miserias, socorro de nuestras necesidades! Así se vio con una doncella, subido a un árbol a coger fruta, cayó impensadamente sobre una cerradura de estacas que tenía la huerta, y fue tan recio el golpe, que una de ellas se atravesó en el costado de parte a parte. En tal aprieto y angustia invocó e hizo voto de visitar vuestro Santuario. Con su invocación se vio esforzada, y con un varonil aliento, rogóa los circunstantes que acudieron a tal lástima; le sacasen del cuerpo la estaca, y con no pequeña compasión se la sacaron. En el mismo instante se sintió totalmente libre y sana, quedando solamente las señales de la herida para muestra y señal perpetua de tan prodigioso milagro. La doncella partió luego a vuestro Santuario, pregonando por los caminos el milagro sucedido con ella. Llevaba en la mano, para mayor crédito y asombro, la estaca, y entrando en tu Santuario, te dio las gracias. Yo, Señora, he caído en los lazos del pecado, si vos como Madre no me favorecéis y me amparáis, como a vuestra devota doncella, no sanaré de los males que me rodean. Dadme auxilio para salir de tan lamentable estado, para que caminando por caminos rectos llegue al Santuario de lo gloria. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL SEXTO DÍA
¡Oh María, volcán incomparable del divino amor! Sol resplandeciente a quien no pudieron quitar su brillo las oscuras nubes de la imperfección!¡Luna llena de claridad, cuya grandeza dimanaba directamente del Sol Divino !Sois verdadera Luz de ciegos. Así se vio en una mujer llamada Clara. Habiendo perdido la vista, y después de aplicársele multitud de remedios sin provecho alguno, os ofreció en compañía de su marido una Novena en vuestro Santuario. Luego que pronunció la promesa, dijo que veía la mano de la Santísima Virgen María. Creyeron los que oían la restitución de la vista, pero dudando que fuese la mano de la Purísima Virgen la que decía miraba esta mujer, le ponían otra mano delante. Entonces respondía no era aquella la de María, y así siempre se ratificó en que clara y distintamente había visto la forma de la mano poderosa de su bienhechora y Reyna. Cumpliendo su promesa, os fue a visitar en compañía del marido, publicando el beneficio recibido de la mano. Yo me hallo ciego dando de escollo en escollo, tropezando con mis errores. Dadme vuestra  mano para que viendo lo que es justo y recto solo aspire a la perfección de mi estado, así lograré alabar a mi Dios eternamente en su gloria. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL SÉPTIMO DÍA
¡Oh Divina María, ciudad de refugio, consuelo de atribulados en los mayores aprietos! Bien se vio en el caso un peón llamado Miguel, destinado al servicio de la comunidad. Estando sentado sobre un árbol cortando ramas, se deslizó y cayó. Al momento de su caída os invocó con el dulcísimo título de Virgen de ARÁNZAZU. Recibió el cuerpo gravísimos golpes en las puntas de las peñas hasta que cayó al rio. Bajaron los religiosos juzgando hallarlo ya muerto, mas le hallaron puesto de rodillas con los ojos hacia el Santuario, dándole gracia por tan singular beneficio. Yo, Señora, me he deslizado, no una sino muchas veces por dar gusto a mis apetitos, en un torrente de iniquidades. Favorecedme, pues os invoco con el dulcísimo nombre de Virgen Santísima de ARÁNZAZU, confiando de vuestro maternal amor, ser favorecido y amparado, hasta que salido del precipicio de mis culpas cantaré vuestras alabanzas sin cesar en la gloria. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL OCTAVO DÍA
¡Oh María Madre del Verbo humanado, prodigio de la Omnipotencia; arca sagrada donde guardó el Altísimo el verdadero maná de su soberano cuerpo, el rico tesoro de las virtudes; Altar animado, donde Dios acepta el sacrificio de las buenas obras, para hacer las paces con el hombre. Fue destinada por el mismo Dios para alivio, socorro y consuelo de los enfermos. Así se vio en un niño que adolecía del mal de piedra y tenía a sus padres compungidos y llenos de angustia, por no hallar alivio en ninguna medicina, ni instrumento de cirujanos. Os invocaron sus padres ofreciendo haceros una Novena si lograba el afligido enfermo el alivio. Hecha esta promesa arrojó el niño la piedra con admiración de todos los presentes. Si este logró la salud del cuerpo, yo Señora, he pedido en estos días que he hecho tu Novena, la salud de mi alma, curadme, Señora, y no permitáis caiga en la más leve culpa que os desagrade. Así lo espero de vuestra  piedad. Amén.
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ORACIÓN
PARA EL NOVENO DÍA
¡Oh Clementísima Virgen María de ARÁNZAZU Madre honorabilísima, de cuyos soberanos pechos se alimentan los atribulados, con divinas consolaciones; Sol hermoso de cuyo calor no hay miseria que se esconda, volved esos ojos misericordiosos a vuestros fieles y afligidos devotos que os invocan en el naufragio de tantas calamidades. Vos miráis benigna a los católicos navegantes librándolos a cada paso, de los naufragios. Así lo experimentan diez y ocho navegantes que naufragando la nave en una tormenta grande, y desnudándose todos para tirarse al agua, fiaban más de las olas, que de la nave, el socorro. Previniéndose a este último lance, hicieron voto, de que, si salían con vida al puerto, irían todos en peregrinación a vuestro Santuario a ofreceros la limosna que su posibilidad alcanzase. Con tal agrado aceptasteis la promesa, que apareciéndoos con tres luces, convertisteis la lobreguez de la noche, en claridad; y alegrasteis y consolasteis con vuestra presencia a los marineros, y templando la tormenta del mar, quedaron quietas, pacíficas y amedrentadas sus olas, y saliendo libres a tierra, fueron todos publicando vuestros portentos a ofreceros sus votos y cumplir su promesa. Nosotros, Señora, que en este valle de lágrimas padecemos tormentas más fuertes que los navegantes, necesitamos de vuestro amparo. En Vizcaya fue donde os aparecisteis para consuelo de navegantes, como que muchas veces los favorecisteis en sus peligros y tormentas. Los enfermos, ciegos y tullidos han logrado por vuestro amparo recobrar la salud, como lo testifican vuestros portentos. Vuestro Santuario está en todo tiempo poblado de los que agradecidos a vuestros beneficios, van a daros las debidas gracias. En este templo de San Francisco veneramos vuestra imagen. Es retrato de la que se venera en Vizcaya, a Vos recurrimos confiados en que en todas partes sois Madre de pecadores. Oídnos, pues, Señora; aceptad nuestras súplicas, que ya os invocamos con el mismo título de los que felices os veneran en vuestro Santuario. Os decimos a voces, Santísima Virgen María de ARÁNZAZU, amparadnos, apagad el fuego de las guerras, libradnos del incendio de las herejías, fecundad nuestros campos, purificad los infectados aires, y concedednos todo lo que en estos nueve días os hemos pedido, si es para gloria de Dios, y bien de nuestras almas. Amén.

MISIONEROS PASIONISTAS 100 años de presencia misionera en la amazonia del Perú


La Batalla de la Fe

Cien Años cumple en el Perú misión pastoral vasca de la Congregación Pasionista.

El próximo 17 de mayo se cumplirán CIEN AÑOS de una gesta evangelizadora hecha por vascos que no tiene precedente, pues quienes hasta hoy la protagonizan fueron y son hombres decididos a todo, cuyas únicas armas son una cruz y la palabra convincente, aparte de una renunciación casi perpetua a lo que la mayoría consideramos buena vida. Son los misioneros de la Orden Pasionista, una congregación cuyos primeros soldados partieron de Bilbao el 24 diciembre de 1912 y empezaron su obra sacra en la Amazonía peruana cuatro y medio meses después, luego de interminable viaje.

Eran doce, como los apóstoles de Cristo, y eso han seguido siendo año tras año, década tras década: apóstoles y soldados de la fe, que han venido superando no solo lo desafiante de esa floresta indómita  sino también las propias reglas de la Iglesia, que en un momento dado estuvo a punto de terminar con su apostolado, porque de acuerdo a las reglas de la Congregación no podían ejercer donde ya otros religiosos tenían presencia oficial a través de parroquias.

Tuvo que intervenir el Papa de entonces para encontrar una solución salomónica. Un esforzado religioso, y arzobispo de Chachapoyas, Monseñor Emilio Lisson, logró que la Santa Sede creara una Prefectura Apostólica Misional, en  Yurimaguas, a la que se juntaría luego la colindante  Prelatura de Moyobamba, en San Martín, que sería también encomendada a los pasionistas.

Así  continuó la obra, en 1917, que hasta ahora se mantiene con gran esfuerzo y sacrificio, pues los misioneros pasionistas no son de esos cómodos religiosos que se mueven en ciudades, con parroquias establecidas, impartiendo sacramentos en lugares tranquilos, gozando de buenas limosnas y soporte de la feligresía, cuando no conduciendo colegios de buen nivel que rivalizan incluso con los más encopetados centros educativos privados.

No, los primeros pasionistas que llegaron en 1913 no sabían siquiera a donde venían, ni lo agreste del entorno pese al verdor permanente. Sin caminos que seguir, y solo con la guía de Dios, tenían que adentrarse en territorios desconocidos, en viajes de seis y siete días, según lo ha testimoniado en cartas Monseñor Lisson:

“Para ellos no había caminos difíciles, a pesar de que algunos han sido de seis y siete días a pie, con barro a la rodilla; ni delicadeza de alimentos, habiéndose contentado con lo que podían darles en estas regiones retrasadas; ni esmero en la cama o en el mueblaje, habiendo sido con frecuencia la cama una mala estera y los muebles, los troncos de los árboles” narraba Monseñor Lisson, quien era el obispo de Chachapoyas y quien había hecho la invitación a la orden pasionista para iniciar su misión.

Y agregaba más adelante:

“No creo que en las misiones de otras partes sufran los misioneros más privaciones que las que aquí han soportado los pasionistas. La obra va produciendo sus frutos; mi deseo es que éstos sean estables y se extiendan más y más”.

Eran tiempos difíciles y lo siguen siendo ahora, pero la vocación evangelizadora sigue siendo la misma.

Hace unos meses atrás celebramos el Cuarto Centenario de la fundación de la Cofradía de Nuestra Señora de Arantzazu, por vascos, en Lima; y los padres pasionistas estuvieron a nuestro lado, en lo religioso y en lo cultural, representados por el Padre Antonio María Artola Arbiza,  catedrático emérito de Sagrada Escritura en la Facultad de Teología de la Universidad de Deusto. Actualmente enseña en la Facultad de Teología  Civil y Eclesiástica de Lima.

Pocos conocen una singular historia de las relaciones entre la Virgen de Aránzazu y Yurimaguas. El 23 de marzo  de 2003 una imagen –reproducción exacta de la Virgen de Aránzazu- salía de Bilbao para Perú. El destino quiso que aquella imagen recalara precisamente en Yurimaguas. Era una imagen que rehacía el mismo itinerario de los Primeros Misioneros Pasionistas. Había partido de Aránzazu a Bilbao el 22 de agosto de 1969 -en el V centenario de la aparición de la Virgen (1469-1969). Quedó en Bilbao treinta años, y el 23 de marzo salía para Yurimaguas.

Hicimos incluso un peregrinaje hasta Yurimaguas, donde se encuentra la sede de la Orden, y la capilla donde se venera la efigie de la Virgen de Aránzazu. Allí  fuimos atendidos por el Provincial Monseñor José Luis Astigarraga Lizarralde, C.P., quien nos entregó la emblemática efigie de nuestra Señora de Aránzazu traída en el siglo pasado del País Vasco; y que llevada  a Lima presidió los eventos conmemorativos, e incluso un conversatorio histórico con la presencia de reconocidos intelectuales del mundo vasco y latinoamericano.

Siguiendo la idiosincrasia tenaz del pueblo vasco, los religiosos pasionistas siguen haciendo una gran obra en el Perú.

Inicialmente la tarea se realizaba desde una Prefectura Apostólica, la cual con el tiempo derivó en un Vicariato Apostólico a cargo de un obispo.

Al momento de crearse la Prefectura se señaló textualmente: «La confiamos a la Congregación pasionista.» y cuando la Prefectura Apostólica fue elevada a Vicariato se dijo:
«Queremos que en adelante siga también… a cargo de los misioneros de susodicha Congregación de los clérigos descalzos de la Santísima Cruz y Pasión de nuestro Señor Jesucristo, que han venido laborando en esta región con tanto celo.»
Eso es lo que siempre han demostrado los misioneros de la Cruz en el Perú: celo, entrega total a su misión apostólica, siguiendo la huella de los doce primeros, uno de los cuales incluso entregó su vida al encarar su tarea, muriendo ahogado en  uno de los caudalosos ríos de la selva peruana.
Eso es lo que ha rescatado y destacado en su momento Monseñor Miguel Irízar Campos, sacerdote vasco, quien en el Perú ha efectuado una obra monumental, y que en el Cuatricentenario de la Cofradía de Nuestra Señora de Arantzazu en Lima cumplió un rol fundamental.
Es pues digno de destacarse estos primeros cien años de presencia pasionista en el Perú, una presencia silenciosa pero efectiva, pues la palabra y la obra de Dios han llegado a lugares ignotos, donde solo la persistencia y entrega de estos religiosos ha podido alcanzar.
La partida de los primeros misioneros desde su casa matriz de Bilbao se produjo en diciembre de 1912. Iniciaron el cruce del Atlántico el primer día de enero de 1913, y solo llegaron a Tarapoto el 17 de mayo de ese año.
En homenaje a esta hazaña histórica, la Hermandad y Cofradía de Nuestra Señora de Arantzazu de Lima y el Fondo Editorial de la Revista Oiga, están organizando un viaje de peregrinaje hacia la ciudad de Yurimaguas, recorriendo ciudades y pueblos de la costa, sierra y selva peruana. La ruta denominada EUZKADI como la montaña que lleva ese nombre en la hermana Republica de Chile, finalizara con la siembra de un retoño del Gernikako Arbola.
Estamos ya pues viviendo el Primer Siglo de esta gesta poco conocida. Reconozcamos tan tesonera labor y rindamos homenaje a quienes desde 1913 vienen dando muestras de histórico desprendimiento. Desde estas páginas les tributamos un merecido tributo de admiración.

Lima, Febrero de 2013

Fuente:

Jhon Bazán
Director Gerente Fondo Editorial Revista Oiga
Director de la Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Arantzazu de Perú
Delegado de la Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Arantzazu de Lima

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