Josu Legarreta
SENTIMIENTOS COMPARTIDOS
-de mayo del 68 al otoño en libertad-
-Ensayo-
Prologó
A finales de 1995 me llego por correo
el libro Siempre un extraño del prestigioso periodista vasco–peruano Francisco
de Igartua, con la dedicatoria de con la “esperanza de que lo disfrutes”. ¡Vaya
si lo disfrute! Si, con la lectura de sus páginas y, posteriormente, con su
cordial visita. En una prolongadísima sobremesa repasamos la historia de sus
andanzas por el mundo, unas veces como desterrado y otras por sus quehaceres
profesionales. Pero en realidad me interesaban más conocer su pensamiento y sus
sentimientos. Y nuestra estrecha amistad de algunos años me permitió plantearle
si una persona podía sentirse simultáneamente feliz y “siempre un extraño”. La
respuesta de Paco fue contundente “el amor, la amistad y la sociabilidad son
tres rutas que te dirigen hacia la felicidad, pero nunca lo lograras sino eres
consecuente contigo mismo”.
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El periodista vasco peruano Francisco
Igartua, en la presentación
de uno de sus libros en Euskadi con Josu Legarreta
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Recuerdo que sus palabras nos
desviaron un poco del contenido del libro y que pasamos a comentar nuestras
aficiones. Entre estas, lógicamente conversamos del placer de la lectura y de
la escritura, para retornar de nuevo a su reciente publicación.
Ambos coincidimos en que no resulta
nada fácil escribir con total libertad. Y cuando se hace, se corren riesgos de
consecuencias inesperadas. Entendíamos también que es poco menos que imposible
contar con absoluta transparencia todo el cumulo de sentimientos que cada
persona vive en sus diversas facetas de la vida, y, que en consecuencia, son
más abundantes las autobiografías
profesionales que las intimistas.
Pero aun así Paco insistía: “….cuando
escribes, sientes una verdadera liberación interior”, y probé seguir su sutil
consejo de liberar mi pensamiento de ciertas dependencias intelectuales e
incluso ideológicas. La experiencia me
ha resultado tan reconfortante en mis dos publicaciones anteriores, que retomo
su consejo exponiendo un cumulo de vivencias e incluso de sentimientos íntimos
de amistades, analizados desde la atalaya de mi otoño personal. Las vidas nunca
son absolutamente individuales, y las ideas y los sentimientos son resultado de
las convivencias interpersonales en diversas situaciones de la vida. Por eso hablo de sentimientos
compartidos. Y los expongo ordenados alfabéticamente, sin la lógica de la
razón.
Tampoco, quiero ocultar que este
recorrido intimista no lo hubiese podido realizar en época pasadas en las que
tanto me preocupaba la proyección exterior y las “verdades” de la religión, de
la política, de los Derechos Humanos individuales y colectivos. Me sentía feliz
o dirigiendo reflexiones y programas sociales, pero no lo fui menos cuando me
di cuenta de que no lograría transformar el mundo. Tarde algunos años en darme cuenta de esta
realidad. Y, aunque tarde, hoy creo que
la felicidad de la persona depende más, de la proyección interior. La defensa a
ultranza de verdades no conduce a casi
nada, aun teniendo razón. Por lo que en la actualidad casi solo me interesan
las ideas y los sentimientos. Estoy convencido de que nada hay más importante
que estos, aunque la realidad de la vida, a veces parece demostrar justo lo
contario. Y en consecuencia, a medida que los años trascurren, los principios
de la vida y las ilusiones se reducen en gran medida. Pero incluso, en estas que
son básicas, como la ilusión de vivir la libertad y de ser feliz me entristece
profundamente la incapacidad del ser humano para avanzar en su logro.
En los momentos álgidos se suele
decir que la vida es bella. Sin embargo, cuando algunas realidades te castigan,
incluso te torturan, se recurren al dicho contrario de “que dura e injusta es
la vida”. No puedo ocultar que yo también he atravesado por algunos de estos,
aunque en términos generales y comparativamente con la de otras personas, realmente me siento dichoso, y quiero
compartirla con quienes se interesan por estas páginas que recogen
reflexiones que han sido previamente
compartidas con amigos y amigas y enriquecidas posteriormente con referencias a
textos de escritores de reconocido prestigio con los que convivo diariamente en
mi biblioteca. Como decía Unamuno, “es tal mi largo habito libresco que me
cuesta concebir pensamientos y propósitos no siendo en lectura, como comentario
de lo que leo”1.
Pero debo confesar que previo a la
toma de esta decisión sentí curiosidad por el género autobiográfico y por la
metodología adoptada por diversos escritores. Hay abundantes obras
autobiográficas publicadas, aunque muchas de estas se caracterizan mas por la
venta publicitaria de los aspectos filosóficos, religiosos, políticos, sociales
y/o profesionales de cada autor, que por la exposición pública de sus
sentimientos cotidianos. Como muestra, basta curiosear las diferencias de
estilo y de información que ofrecen las memorias de Pio Baroja, Pablo Neruda,
Carlos Fuentes, Hans Kung, Ernesto Sábato, J.M Gotzee, Simone de Beauvoir o
Bryce Echenique.
Aun así, algunos de sus textos me
impactaron especialmente: Simone de Beauvoir me corroboro en mi
propósito de concebir mis reflexiones a través de lecturas porque “Solo los
libros y no el mundo en su crudeza
podían proporcionar los modelos”, aunque no sentía tanta vanidad como ella de
“estar cada vez más segura de tener un montón de cosas que decir“2. Ernesto Cardenal cuenta también que
vivió una sensación similar, y escribió aquello “Ahora debía contarlo todo, o
no habría tenido sentido escribir memorias”3. Personalmente, presentí que podía
fracasar en el intento del uso de la libertad absoluta para contar hasta los
secretos más íntimos. A pesar de esta dificultad, confieso que intentado
hacerlo con la mayor sinceridad posible omitiendo claro está, las referencias
nominales de personas e incluso los detalles que considere que puedan herir
sensibilidades ajenas.
No, puedo ocultar que me surgieron
también dudas transcendentales en el mismo punto del partido: “A quienes pueden
interesar las historias compartidas contadas como propias”. Y si realmente
resultan de interés este tipo de libros, ¡no son de mucho mayor interés que la
mía las vidas de otras innumerables personas! Parecía que como el optimismo
inicial que me creo Paco Igartua empezaba a derrumbarse cuando llegue a leer
aquel interrogante que Pío se había planteado así mismo “ Es que soy bastante
petulante y jactancioso para pensar que, no interesándome a mí la vida de los
demás, va interesar la mía a otros”4.
Algunos otro comentarios del mismo
calado critico que el de Baroja llegaron incluso a desanimarme; no me resultaba
nada estimulante leer que, “normalmente la gente escribe memorias estando ya
tan vieja y con la muerte tan generalizada que apenas se acuerdan y les
importan sus recuerdos, como no sea para hablar de otros, por supuesto”5; o aquel otro de que dada la
naturaleza del hombre, “una autobiografía es inevitablemente mentirosa. Y sólo con
mascaras, en el carnaval o en la literatura los hombres se atreven a decir sus
(tremendas) verdades ultimas”6.
Ni que decir que este su tono de
referencia a la vejez me resulto molesto; no tanto así el comentario del olvido
de los datos de unas u otras determinadas situaciones esta pérdida des
perspectiva es común a cualquier edad, porque no hay realidad humana que sea
percibida de forma idéntica en el transcurso del tiempo. Pero en cualquier caso
he querido huir del prejuicio de estos sentimientos compartidos sean descritos
con intención de dañar. O lo que aun sería peor, con intención de mentir,
porque no tienen sentido si no son escritas con sinceridad. No se puede ser tan
Quijote ni tan masoquista en la vida de recrear irrealmente situaciones y
sentimientos de la vida pasada sin necesidad alguna, pensando que su
reinterpretación, peor aun si es falsificada, nos proporcionara el camino de
una mayor felicidad.
Por otra parte, no siento necesidad
alguna de realizar ningún ejercicio de autodefensa, por mucho que Baroja nos
recuerde en sus memorias que “es difícil hacer una autobiografía que no sea, en
el fondo, apologética”7. No, no preciso vencer ni siquiera de convencer a nadie; ni justificarme
de nada ante nadie, ni “siquiera aconsejar a nadie, ni aclarar nada; solo pretendo
gozar junto con quienes me han aportado sus propias perspectivas, porque la
escritura “me aseguran una sensación de vivir la vida en toda su intensidad, en
un grado supremo, algo que la existencia es incapaz de brindar por si sola”8. No podría pedir más a mi objetivo
si además pudiera ser de utilidad a los demás, especialmente “a quienes, como
yo, han entrado en la fase de la tercera edad, y se preguntan para qué y por
que hemos vivido, aguantado o soñado”9.
Presento pues, mis sentimientos
compartidos siguiendo el consejo de Borges de que “mi relato será fiel a la
realidad, o en todo caso, a mi recuerdo personal de la realidad”10 y carente de toda “tentación de
inocencia”11. No quisiera que el texto
fuera “el entrenamiento de un hombre solitario con sus propios recuerdos”, ni
siquiera “un desahogo por lo que me vea libre y desembarazado de malos humores”12, si no un testamento de mi fuero
interno y el de mis amistades, escrito sin mayores preocupaciones estéticas,
aunque con sinceridad y con absoluta libertad de conciencia y conciencia de
libertad, descrito desde la atalaya del otoño de mi vida. A demás comparto el
espacio de estas páginas con reflexiones de autores como Javier Arzuaga; Pio
Baroja; Mario Benedetti; Simone de Beuavoir, José Luis Borges; Pascal Bruckner;
Alfredo Bryce Echenique; Albert Camus, Ernesto Cardenal; Jorge Castañeada;
Manuel Clavero; Julio Cortázar; Emile Durkhein; Jorge Edwards; Carlos Fuentes;
J.M. Goetzee; Hume; Aldous Leondard; Huxley; Francisco Igartua; Hans Kung;
Aminn Maalouf; Antonio Machado; Francois Mauriac; Emmanuel Mounier; Jose
Martir; Pablo Neruda; Orteaga y Gasset; Octavio Paz; Platón; E. Schilleeekcx;
Sandor Marai; Emmanuel Monier, Friedrich Nietzche; Erasmo de Rotterdam; Jean
Jacques Rousseau; Ernesto Sabato; José Saramago; Sartre; David Sogge; Alexander
Solsjenitsin; Rabindranat T. Tagore; Miguel de Unamuno; Ronald Wright;
Voltaire; y Bruno Zevi. Y a ti, corazón de lector, si todavía vives con
sentimientos oprimidos te deseo con todos ellos libertad y felicidad.
1. Javier González de Durana, Cartas
intimas- Epistolario entre Miguel de Unamuno y los hermanos Gutiérrez Abascal,
Eguzki Argitaldaria, Bilbao, 1986, pág. 38.
2. Simone de Beauvoir, Memorias de una
joven formal, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1998, pág. 55.
3. Ernesto Cardenal, Vida Perdida-
Memorias I, Fondo de Cultura Económica, México, 2003, pág. 76.
4. Pio Baroja, Obras completas, t.VII, Biblioteca
Nueva, Madrid, 1949, pág. 397.
5. Alfredo Bryce Echenique, Permiso para
vivir, pág. 15.
6. Ernesto Sabato, Obras completas-
Ensayos, Emece Seix Barral, Buenos Aires, 2007, pág. 297.
7. Pio Baroja, Obras completas, t. VII, pág.
400.
8. Sandor Marai, Confesiones de un burgués,
Salamandra S.A., Barcelona, 2002, pág. 448.
9. Ernesto Sabato, Antes del fin, Seix
Barral, Biblioteca Ernesto Sabato, Buenos Aires, 2004, pág., 11/12.
10. Alfredo Bryce Echenique, Permiso para
vivir Antimemorias II, Planeta, Buenos
Aires, 2005, pág. 74.
11. Pascal Bruckner, La tentación de la
inocencia, Anagrama, Colección Argumentos, Barcelona, 2005.
12. Miguel de Unamuno, Amor y Pedagogía,
Alianza Editorial, Madrid, 2009, pág. 13.
JOSU
LEGARRERA BILBAO, “Sentimientos compartidos –De
mayo del 68 al otoño en libertad” -Ensayo-, Editorial La Oveja Negra Ltda.,
y Fundación Centro Vasco Euskal Etxea Colombia.
Edición Octubre 2011.
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JOSU LEGARRETA BILBAO - SENTIMIENTOS COMPARTIDOS
FUNDACION CENTRO VASCO EUSKAL ETXEA COLOMBIA
EDITORIAL LA OVEJA NEGRA |
JOSU
LEGARRETA BILBAO nace en Fruiz (Bizkaia) el 10 de
enero de 1948. Es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia. De
1975 a 1982 ejerce como profesor en el centro Educativo Begoñazpi de Bilbao. De
1982 a 1985 dirige el Colectivo Pedagógico Onura y la Revista Kimu. Desde 1986
a 2009 trabaja en gobierno vasco,
primero como Director de Promoción del Euskara y posteriormente como Director
de Cooperación al Desarrollo y Director de Relaciones con los Centros Vascos.
Es autor de Desde el futuro-Nacionalismo=democracia y coautor de Un nuevo 31.
Dentro de los parámetros del género
autobiográfico, el autor expone sus reflexiones, e incluso sus sentimientos más
íntimos, reivindicando el derecho universal a la Libertad y a la Felicidad en
esta vida. Lo hace además con una capitulación original, exponiendo los temas
alfabéticamente y no cronológicamente en defensa de su especial interés
reivindicativo de que en definitiva interesa mucho más la lógica de las ideas y
de los sentimientos, que la lógica de la razón y de la temporalidad de los
acontecimientos. Con esta perspectiva describe vivencias íntimas, personales e
interpersonales, desde la infancia hasta el otoño de su vida, con absoluta
libertad. Después de más de dos décadas de vida profesional, con oportunidades
de relación con presidentes y ministros de diversos países, con dirigente de
máxima relevancia de partidos políticos y religiones y con poblaciones de
máximo nivel de marginalidad social, de unos 40 países de África, América y
Asia, sus reflexiones compartidas con sus amistades, son exponente de su
actitud libertaria a ultranza ante la vida y su radical critica de todo
fundamentalismo político, religioso y social.
Como lector consumado, corrobora sus
conclusiones con las reflexiones de grandes pensadores, clásicos y actuales,
con el convencimiento de que la proyección interior es la mejor garantía
personal de la Libertad y de la Felicidad.
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