MODO DE REZAR LA NOVENA
HECHA LA SEÑAL DE LA CRUZ, DELANTE DE LA
SANTA IMAGEN, SE DIRA LO SIGUIENTE
Acto de Contrición.
Dulce Jesús de mi alma, Padre amoroso de mi vida, si mis culpas han sido la causa de que te hayan de mi retirado, ya pretendo, Señor, tu amistad, y me duelo con todo el alma de lo mucho que te he ofendido. Antes de perder la gracia, fui para mi fortuna tu hijo; mas hoy que de este bien carezco por mi desdicha, ni sombra soy de lo que fui. Cuando estuve en paz contigo en el dichoso estado de la inocencia, me amaste con ternura; mas ahora mis pecados son la causa de las penas de que me veo cercado. Ya quiero, pues, mi Dios, restituirme a tu amistas, y que mi dolor encienda mas la llama de aquel amor primero. Inflama, Dios mío, mi corazón, para que al toque de tus auxilios me arrepienta de mis culpas, y logre ser tuyo. Así lo espero mediante tu divina misericordia. Amén.
ORACION PRIMERA PARA TODOS LOS DIAS
¡Oh Madre amabilísima! Que consuelo, que alegría, que regocijo tendría el feliz Pastor, cuando te vio en ese espino! Yo, Señora, aunque pecador, te reconozco como mi Madre. ¿Seré tan infeliz, tan desgraciado, que no merezca que oigas mis clamores? Mis culpas, Señora, me avergüenzan, me atemorizan para ponerme en tu presencia; pero confiado en que sois Madre de misericordia, y que no desprecias al arrepentido que te invoca, me postro en tu presencia, y te suplico me miréis con ternura de Madre.
Te aparecisteis al Pastor en un espino. ¿Cómo te adoraría? ¡Cómo te reverenciaría? ¿Qué alabanzas te daría? ¿Qué expresión de amor te daría? Yo señora, aunque pecador me postro en tu presencia, te adoro, te venero, te tributo mi amor, te ofrezco mi corazón. Quisiera tener la sencillez que tendría el Pastor a quien te aparecisteis, pero Señora, por lo mismo que soy pecador, confió que no me despreciareis, y me mirareis con la ternura de Madre! Pecador soy, Señora, sosas Madre de todos ellos, y por esta razón confió y espero de tu piedad que no despreciareis mis ruegos y mis clamores. Sois Madre amorosísima, Madre de piedad, compadeceos de este pecador que implora vuestra protección: concédeme dolor por mis culpas, un propósito firme y constante para gozar la misma sencillez e inocencia que logro el Pastor a quien te aparecisteis; que así lograre ser feliz de alabar a tu Hijo en tu gloria por una eternidad. Amén.
Recemos cinco Aves Marías en reverencia de las cinco letras que componen su dulcísimo nombre; y en cada Ave María se dice;
Bendita sea la purísima e inmaculada Concepción de la Bienaventurada siempre Virgen María.
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